Cuando finalizamos las vacaciones el año pasado, pensé que habíamos sido muy afortunados por haber podido disfrutar de unos días, primero con nuestra peque y luego con nuestros amigos del “COMANDO TOTAL SI SON 2,20”. Al llegar a casa me dije que volvería a comprar una hucha y con suerte, podríamos volver a hacer lo mismo. Unos días con nuestra peque y otros para nosotros.
Al final, así ha sido. Hemos vuelto a ser afortunados por poder tener vacaciones, un poquito de playita con la peque...

y kilómetros llenos de vivencias a lomos de nuestras motos.
He dicho: “al final, así ha sido…” porque CONTRA TODO PRONÓSTICO, la 2ª parte de las vacaciones, las vacaciones de moto que estaban en cuerda floja por una puñetera lesión que arrastro desde hace meses, impidiera que fuera así. Estos meses atrás han sido duros, y seguro que los siguientes también lo serán, pero sigo pensando que con esfuerzo los sueños se cumplen y yo he vuelto a cumplir otro.
Este año las vacaciones de moto estaban pensadas para hacer Camino, pero el Apóstol seguro que no le importa esperar al próximo, o al siguiente, o como suelo decir: algún día Santiago, algún día te enseñaré mi Feber.
Etapa 1.

Un alto en el camino. Qué bien le quedan las maletas a la Feber¡¡¡

Esta etapa tiene poco interés salvo el final de de la misma. Al final de ésta nos esperaban Rodolfo e Inma, quienes nos acogieron en su casa.
Llegamos casi derretidos, unos kilómetros más y en el suelo hubieran encontrado dos charcos. Qué calor, pero claro, saliendo de casa a las 12 de la mañana no podíamos esperar otra cosa.
Después de comer, dejamos pasar las horas de fuerte calor hablando de viajes, proyectos y como no podía faltar de motos.
A media tarde y enlatados, nuestros perfectos anfitriones nos llevaron a conocer la localidad de Alarcón, Villa declarada Conjunto Histórico-Artístico en el año 1981. Su término se encuentra regado por el río Júcar que forma el embalse conocido como Pantano de Alarcón.; y a sus pies, la pequeña presa de Hendideros.
La Villa de Alarcón.

Presa de Hendideros, a los pies de la fortaleza. El nivel del agua estaba muy bajo.


Paseando por su calles

Detalle de una puerta con solera

Iglesia de Santa María, declarada Monumento Nacional, me impresionó mucho.



Llegamos al Castillo, hoy Parador Nacional. La monumentalidad del Parador se aprecia en la Torre del Homenaje, en las almenas y en el interior. Del interior no tengo fotos, no me quise arriesgar a llevarme una bulla.
Antes de entrar un rato de tertulia

Y yo sigo a lo mío, a darle al botoncito de la maquinita de retratar.
Torre del homenaje.

Seguimos paseando y disfrutando …

… y antes de marcharnos para casa nos tomaremos algo fresquito

continuará... (un poquito de paciencia que la están peinando
