Me uno al
club
Viajes:
Sur de Francia:
http://www.vstromclub.es/viewtopic.php?f=10&t=29015
Turquía
http://www.vstromclub.es/viewtopic.php? ... 0&p=593800
Cuatro puntos cardinales de Península Ibérica
Modificaciones y añadidos:
Funda depósito Bagster
maletas+ top Suzuki
defensas givi
prolongador guardabarros delantero
intermitentes más pequeños
soporte GPS Givi
toma 12 V
Puños térmicos
GiPRO ATRE
caballete central
así es como queda:
Problemas:
claxon muerto(solución: cambiado)
Sonda Lambda (Solución: limpieza)
retenes horquilla (solución: cambio)
Fuga líquido de embrague (solución: limpieza de junta)
Mal funcionamiento en bajos (Solución: fuera mariposas secundarias + filtro KN + ATRE + enriquecimiento mezcla)
Mal tacto en frenos (sin solución, es lo que hay)
de paso os dejo copia del texto qeu envié a la revista LA MOTO para la sección Objetivo 100.000
Que ustedes vosotros lo disfruteis:
De cómo llegué feliz propietario de esta Vstrom es algo que viene de lejos. Hace años, ya hice más de 100.000 km con una Yamaha Fazer 600, soñando con una BMW GS, como ya declaré en un artículo publicado en esta misma sección (nº228, de Abril 2009). Pero se cruzó en mi camino (bueno, en el de Paula) una R1100RT y me decidí. Pero el gusanillo maxitrail me seguía picando así que puse en venta la RT para comprar una GS.
Se presentó entonces la oportunidad en forma de cambio. Le di muchas vueltas, estéticamente no me gusta, todos dicen que lo marrón no le sienta bien... Pero al final el cambio se hizo en Honrrubia, a medio camino entre Madrid y Valencia. Fuimos Paula y yo en la RT, como despedida y volvimos en la V. El estreno fue totalmente desastroso, la ida en bussiness class y la vuelta en clase turista: juraría que a la ida no hacía este frío, Paula sin sitio entre el topcase y yo, no tiene bajos, dónde están los frenos, y ya no me acordaba de lo que era mojarse los pies en moto.
Entonces contacté con el foro
www.vstromclub.es, al que quiero agradecer ahora todo lo que he aprendido sobre esta moto, las propuestas de mejora con las que la he adaptado a mis necesidades y la acogida que he tenido.
En primer lugar retrasar el topcase, es el original de Suzuki y seguramente le dejaron el diseño al becario. Se come en gran parte el espacio para el pasajero, además requiere quitarlo para sacar el asiento, en fin, un desastre. Pero un acople por aquí, un taladro por allí y problema solucionado. El problema de las falsas explosiones el “mal” comportamiento en bajos (venía de un bóxer) se soluciona con quitarle las mariposas secundarias, un mejor filtro, retocar la mezcla y ajustarle las bridas del cuerpo de inyección. Al viento y al frío te acabas acostumbrando.
Y ya está preparada para disfrutar de la carretera. Con ella he disfrutado de viajes a los 4 puntos cardinales de España, paisajes y carreteras de Asturias, Extremadura, Levante, Pirineo catalán, aragonés y navarro, Sierra de Cádiz, el centro con las sierras de Guadalajara, Ávila, Segovia, etc.
Pero con esta moto he emprendido dos de los viajes más importantes de mi vida. El primero, como viaje de novios, hasta Capadocia en Turquía. Un viaje en el que explotamos todas las ventajas de la V como maxitrail y en el que, tanto Paula como yo nos enamoramos definitivamente de ella. En este viaje cruzamos Croacia, Bosnia y Herzergovina, Serbia, Bulgaria, Turquía, Grecia e Italia.
En este viaje rodamos por todo tipo de carreteras, con etapas de más de 12 horas encima de la moto, con carreteras que se acaban y dan paso a pistas de tierra. Vivimos experiencias personales que nos han cambiado la forma en la que percibimos el entorno. Compartimos carretera con gente que nos enriqueció como personas y a los que mando un abrazo. Recopilamos anécdotas que han ayudado a llenar veladas de conversaciones moteras aportando nuestras batallitas. Y durante todo el viaje nos dio en todo momento lo que se esperaba de ella, comodidad, capacidad rutera, potencia de sobra, versatilidad.
El otro momento que compartí con ella es desde Valencia, ciudad donde había vivido los últimos 20 años para trasladarme a Madrid, donde vivo ahora. Con todas mis pertenencias imprescindibles, (todo lo demás vendría por camión). Un trayecto no muy largo pero muy importante para mí, por el que me trajo, como siempre, disfrutando del camino.
Y tras todos estos kilómetros, le he ido cogiendo más y más cariño a la moto. Es como un chucho fiel, no tiene la clase, el glamour o el poderío de una GS, no tiene la finura de una Varadero, no tiene la deportividad de una Caponord, pero lo que le pides te lo da sin rechistar. La confianza en que siempre que le des al botón, arranca, sea donde sea. Viajes con etapas de 900 km por autopista sin que sea un infierno. Rutas por todo tipo de carreteras con asfalto bueno, malo o inexistente, con un buen nivel de confort, tanto en muñecas como en posaderas. Con suficiente protección aerodinámica para oír a Paula a través del intercomunicador por autovía a buen ritmo. Y no es que no me guste estrenar moto, como todo el mundo pienso que es un momento especial. Pero también me gusta, y creo que más, la sensación complicidad que se alcanza después de haber compartido tantos kilómetros y momentos. Lo sé, suena fatal, tengo claro que es una máquina y solo eso, pero no puedo obviar que ha estado presente en muchos momentos especiales de mi vida en los últimos 3 años.