Quedando a las 6 teníamos de sobras, pero pensé que mientras esperábamos a Enric podríamos desayunar. Las cosas se comenzaron a torcer cuando M.Angel me comentó que no sabía ir a Fabra i Puig. Así que cogió el TomTom y me comenta que lo manda por la Plaça de les Glories. Malo, la plaza está en obras y lo liaría más que ayudarlo. Le comento que ponga como punto intermedio la calle Concell de Cent con lo que me dice que esa calle, para el TomTom, no existe. Buffffff, vamos mal. Al final le digo que apriete la opción de ruta alternativa con lo que lo manda por la Ronda General Mitre. Perfecto. Así que nos despedimos hasta las 6 de la mañana.
No las tenía todas que llegara, así que fui con tiempo para ir a buscarlo donde se hubiera perdido. Pero sorpresa, justo cuando llego yo a menos 10, llega detrás mío, así que ni apagamos las motos y tiramos hacia el Área del Montseny.
Llegamos que deberían ser las 6:10 y otra buena sorpresa, Enric ya estaba allí. Las ganas locas del viaje a Córcega nos había adelantado a todos ½ hora los relojes.
Como íbamos bien de tiempo pues seguimos con los planes de desayunar en el Área de Servicio. Una vez tomado el café (del bueno, ya que con la fama que tienen los franceses con su café inbebible de “calcetín” pues toda la cafeína que nos metiéramos en el cuerpo durante el tiempo que estuviéramos por tierras españolas, eso que nos llevaríamos por delante.

El viaje transcurrió sin ningún percance remarcable. Lo típico cuando conduces por Francia, que cuando un cabezón de estos se quiere meter, se mete aunque no quepa. Pues todo iba bien hasta llegar a Marsella. No es que fuera nada mal de Marsella a Niza, pero esos 150 kms últimos, para mí, se hicieron, no largos, eternos. Supongo que el cansancio de los primeros 520 kms más el madrugón pues empezó a pesar.
Pero como unos campeones llegamos a Niza y derechitos al puerto con 2 horas de antelación a la hora de salida. Salíamos a las 15:45 y a las 13:30 ya estábamos en el muelle. Cuando paramos en el embarcadero, me comenta M.Angel que la moto esta a cero de aceite. jod*r como traga. Una Pan-Europea del 93. Bueno, cuando lleguemos a Calvi ya nos lo miraremos.



Embarcamos sobre las 15:00 y con la cantidad de coches que había pensamos que saldríamos con algo de retraso. Pues así sucedió pero solo 10 minutos, alucinante.
Como no habíamos parado para comer, nos fuimos directos al bar para ingerir algo. Enric y M.Angel se metieron entre pecho y espalda un “panatone” la hostia de contundente y yo me zampé una pizza.


El trayecto fue muy relajado y sobre las 19 h empezamos a ver la Isla de Córcega. Lo que vimos ya nos gustó y simplemente vimos la holografía (relieve) de la Isla. Y que relieve.


Estaba para ir a calentar neumáticos, pero ya sería demasiado tarde cuando bajáramos del barco (y aparte teníamos el hotel reservado para no ir buscando habitaciones tan tarde). El hotel sí que lo teníamos reservado, pero no teníamos ni pu*a idea de donde se encontraba. Solo tenía la reseña de la web y era la Place du Christophe Colomb 20260 - Calvi.
Para bajar del barco nos enfundamos todos los bártulos moteros y cuando pillamos los satélites del TomTom le ponemos la dirección. Distancia hasta su destino 450 m. coñ*, la salida del puerto y la subida a una calle y allí estaba el hotel. Y yo calculo que no acertó con los metros, porque no le echo más de 200 o 250 m.
Mientras Enric y yo vamos a cerrar el tema de las habitaciones, M.Angel le pone como 2 l de aceite, me parece que me dijo. El hotel está muy bien, tiene su precio pero es que esta a 1 minuto del puerto. Hotel Belvedere para quien le interese. Para no despistarnos, dejamos encargadas las habitaciones para la noche del Domingo al Lunes ya que el barco sale a las 10:45, así que saliendo del hotel los 90 minutos que te piden, es suficiente.


Después de ducharnos, asearnos y sacarnos de encima los 670 kms que llevamos, nos bajamos hasta el puerto para ir a cenar. Ya no lo teníamos muy claro que nos dieran de cenar a estas horas y en Francia (aunque sea Córcega no deja de ser Francia). Pero si quieren la independencia se ha de diferenciar en algo, y en el tema de los horarios de la comida es una y muy clara (y la otra que ya os explicaré en detalle, es en el café).

Se cenó muy bien, Empezamos a catar las ricas viandas y platos del país. El jamón corso, nada del otro mundo, los quesos corsos, estos sí, muy buenos, el plato de jabalí, de cordero y uno de un pescado que aquí se le conoce como pez escorpión (creo que se parecía mucho al “gall” nuestro), eso sí, todo muy rico. De postre, un surtido de “fromaje corsos”, una mousse au chocolat, y un postre típico corso, una especie de tarta de queso muy, muy buena.



Y después de eso, lo chungo. Yo con mi francés macarrónico le suelto -Madmuasel, ce’t possible une caffe expess- aquí pensé que ni pu*a idea de lo que pedía, pero me suelta con una de sus mejores sonrisas -evidantment- coñ*, un sitio en “Francia” que hacen café express y bueno.

Después de eso, nos recogimos cada uno a sus habitaciones y quedamos a las 7:30 para desayunar le petit dejener que habíamos encargado el día anterior.
A las 7:45 de la mañana ya estábamos los tres desayunando lo típico, el zumo de naranja, el pan con mantequilla y mermelada, el cacho pastelito / cruasán y como no el café inbebible que nos tienen acostumbrados nuestros queridos vecinos (y que últimamente están en los hoteles españoles). Yo que me pido un vaso de leche fría ya que no tengo ganas de salir a la carrera hacia el baño.
Sentados en la mesa, les comento que primero de todo, hemos de repostar ya que yo estoy en la última raya (aunque la penúltima cayo saliendo del barco). Enric está como yo y M.Angel tiene algo más de margen.
Le pego un último vistazo al mapa. Todo emocionado le pongo el destino al GPS y saltamos a la carrera a coger nuestro primer tramo de curvas por la isla. Primer destino, OLMU. Curva derecha, curva izquierda y así sucesivamente cuando veo que me cae la última raya de la gasolina. mi*rda, ya sabía yo que me dejaba algo. Suerte que aunque tardes un mundo en hacer kilómetros en Córcega, no haces tantos ya que todo son curvas.
Llegamos al pueblo ya un poquillo apurados (bueno, Enric y yo. M.Angel iba más tranquilo).

Llegamos a la gasolinera y le ponemos del tirón 18’95 l. Un poco apurados sí que estábamos, pero impacientes por seguir. En eso que M.Angel me dice si me sabría mal esperar un momento que le ha parecido sentir un par de bafaradas de líquido anticongelante y quería mirar si aun tiene. Bueno, pues nada, me quito el casco y los guantes para echar un ojo (echaría una mano, pero soy muy inútil). Cuando vi la cantidad de plásticos que tenían que sacar para ver el depósito, pensé que hasta las tantas no saldríamos de allí. Pero hemos venido todos y nos iremos todos. Suerte que Enric le dijo no se que de la bomba de expansión y solo tuvieron que desmontar media moto y no la moto entera.
Cuando verifica que los niveles son correctos y montar la media moto en cuestión, a Enric se le joroba algo del bombín del Top-Case. Un momento que ya sé que es, va y me desmonta la cerradura entera del Top.

Uy!!!! Que le falta un no sé qué, que ahora se me ha caído una bolita y un muelle. En definitiva, después de ½ hora más y un poco de pericia en encontrar la bolita, el muelle y un clip para arreglar el “noseque” conseguimos retomar la marcha. El repostaje fue la leche de largo.

Seguimos la ruta, Portu, Les Calanches, Carghjese, Tucía y llegamos a Ajaccio a la hora de comer.






Nos sentamos en una terracita en la Plaza General de Gaulle y comimos normalillo. Eso sí, el café era bueno de máquina expresso. Dos de dos (menos el del hotel, pero con esos ya no cuento). Hacia un sol de justicia y después de hacer unas pocas de compras de souvenirs, cogimos las motos para hacer una visita fugaz a la ciudadela de Ajaccio y proseguimos la marcha hacia nuestro nuevo destino.


Los Restos Prehistóricos de Filitosa. Pero esto el TomTom era como las niñas del 11811 -por Filitosa no me viene- pues nada, probemos otros nombres, con lo que nos quedamos por Olmito y antes de llegar ya encontraremos la desviación.
Curvas y mas curvas y mas curvas, hasta que encontramos el desvío a Filitosa. Un poco antes de este momento, me di cuenta que me había pasado del cruce, con lo que les hago señas a los compis de mi error. Mientras llegábamos a este punto, tenía en mente avisar a M.Angel que no se pegara tanto a mi mientras íbamos en ruta, ya que si por un descuido o mal resbalón me hubiera caído, encima me hubiera atropellado con su vaca de 340 kg.
Pues como decía, les hago señal de que me he pasado el desvío y aprovechando una entrada a la izquierda, me desvío hacia ella, con tan mala pata que con lo cerca que va siempre M.Angel y que estaba diciéndole no se que a Enric no se percata de mi maniobra y casi se me tira encima, con la imposibilidad de aguantar el peso, que se va al suelo, sin mayor consecuencia que un plástico del retro roto y el amor propio herido, nada más. Levantamos la moto, no se ha hecho nada ni él ni la Pan-Euro, así que nos dirigimos hacia Filitosa que un poco de cultura entre tanta curva no nos vendrá mal ni a nuestros cerebros ni a nuestros culos.
El sitio es curioso, eso sí, después de pasar por un “chorreo” de curvas mas (como diría Vicente Boluda), Un motón de piedras o puestas en formas determinadas o grabadas.





Después de la visita nos tomamos un refrigerio en una terracita y seguimos nuestro camino hacia Bonifacio.
Seguimos por una buena dosis más de curvas, pero la parte final de la isla es donde encuentras las rectas. Al final ya me cansaron tantas rectas y aun mas, cuando un gilipo**as nacional con un Audi sin saber de donde sale me lo encuentro intentando meterse en yo y M.Angel (como es normal no cabía) pero en este caso le venían coches de cara y ya muy apurado. Yo pensaba que tiraba a M.Angel y a mí me envestía, pero con un poco de pericia por parte nuestra y del gilipo**as salimos todos airosos de este susto. Por suerte se terminaron las rectar cuando llegamos al pueblo.
Aquí llegábamos sin reserva alguna de hotel, pero como “hombre previsor vale por dos” (y con lo grande que soy yo, por tres o cuatro) llevaba las reseñas de un hotel simple, pero limpio y recomendado por varias guías. El hotel des etangers. Cogimos una habitación triple pero había una cama de matrimonio en un cuarto y dos simples en otro cuarto. Muy bien, la verdad. Nos duchamos y nos fuimos al pueblo a cenar. Nos sentamos en una terracita ya que la noche era bastante agradable.


Se veía bastante movimiento por la ciudad, y es que al ser viernes santo, sacaron al Cristo y los pasos a pasear. Curiosa forma de llevar al Cristo. Lo llevan mirando hacia detrás. Y estos pasos de Semana Santa, aquí se pasean cantando. Pasaron como tres o cuatro veces por la plaza de delante nuestro. La primera hizo gracia, la segunda también, la tercera ya era suficiente.


Esa noche cenamos muuuuy bien, pero la cuenta nos dejo temblando.

Nos retiramos a dormir.

Los que me conocen un poco más íntimamente, sabrán que con luz no puedo dormir, pues mis dos compañeros de viaje no cerraron la ventana porque no les molesta (como he dicho antes, hombre preparado vale por dos, pues nada, yo duermo con antifaz) pero no conté con el concierto de viento de Enric y los intentos de M.Angel para que parase. Al finar no sabía si era eso o es que iba con una jaca por los ruido y silviditos que hacía. Guays, mañana otra vez habitación solo.
Por la mañana bajamos tempranito a desayunar le petit dejener como el día anterior. Pan, mantequilla, cruasán, zumo y el aborto de café. Yo aquí lo cambié por un chocolate, que en esto los franceses lo saben hacer.
Después del desayuno, montamos los bártulos en la moto y nos vamos a visitar un poco Bonifacio, que solo lo habíamos visto de noche y con los pasos de Semana Santa. Era bastante temprano, así que el pueblo aun estaba dormido. Lo vimos bastante bien, pero muy superficialmente (vaya, como todo un poco, pero solo tenemos 3 días).



Salimos del pueblo y nos acercamos a uno de los acantilados cercano para poder fotografiar la fachada marítima de Bonifacio, pero me parece que nos saltamos alguno por el medio porque lo vi muy lejos. Suerte que llevaba el teleobjetivo, que sino…


Cuando salimos de Bonifacio nos dirigimos hace Porto-Vecchio. Entramos en el pueblo y circulando, se veía un pueblo bonito, pero que se tenía que pisar y no con las ruedas de la moto, sino a pie, pero como dice su nombre, nos vamos para el puerto que serio lo bonito. Pues no, lo bonito es el pueblo, el puerto es una mi*rda.
Un poco decepcionado con el puerto de Porto-Vecchio, queríamos lo que nos gusta, curvas. Pues vamos a por ellas. Primer destino en el GPS, Zonza. Señores, recomendable algo más que el 100%.
Esta carretera debe ser una por la que pasa el Rally de Córcega por las marcas de neumáticos que hay en la carretera. Solo con esta reseña, imaginaros la cantidad de curvas que hay. Y para rematar el tema, desde la mitad hacia Zonza, recién asfaltado y aun por pintar las rayas. Solo con mirarlo, las gomas de las ruedas ya se gastaban de lo agarradas que iban.



Luego cogimos la carreterilla que une Zonza con Aullene.


Aquí el asfalto ya dejaba algo más que desear, pero lo bueno vendría después, entre Aullene y Cozzano. Estaban asfaltando la carretera, pero en un plan muy bestia, lo habían levantado todo y solo habían piedras y arena. Y para más INRI, pasando el Col de Vaccia. Que mal lo pasamos y Enric y yo, con las V’s aun, pero M.Angel con la Pan-Euro, ya ni te explico.


Llegamos a Zicavo, donde terminaban las obras, y para sacarnos un poco el mal gusto del trayecto (aparte de esto, no nos olvidemos, los cerdos, vacas y burros muertos que nos encontramos por el camino) entramos a tomar un café en un bar del pueblo.
(CONTINUARA)