Mujeres en el pozo de Paul Signac
Paul Signac nació en París en 1863, en el seno de una familia de un pudiente maestro guarnicionero. Puede ser considerado pintor autodidacta. Comenzó su carrera como arquitecto, pero lo dejó a los dieciocho años para dedicarse a la pintura.
En 1882 se inscribe en la Escuela de Bellas Artes. En 1884 conoció a Monet y Georges Seurat. Quedó impresionado por los métodos de trabajo sistemáticos de Seurat y por su teoría de los colores y se convirtió en el fiel seguidor de Seurat. Bajo su influencia abandonó las cortas pinceladas del impresionismo para experimentar con los puntos de color puro, científicamente yuxtapuestos, que pretendían combinar entre sí, no mezclarse sobre el lienzo, sino en el ojo del espectador, el rasgo que define el puntillismo.
Navegó por las costas de Europa, pintando los paisajes que encontraba. Muchos de sus cuadros son de la costa francesa. Dejaba la capital todos los veranos, para permanecer en el sur de Francia, en la villa de Collioure o en Saint-Tropez, donde compró una casa a la que invitaba a sus amigos. En marzo de 1889, visitó a Vincent van Gogh en Arlés. Al año siguiente hizo un pequeño viaje a Italia, viendo Génova, Florencia, y Nápoles.
Signac amaba navegar y comenzó a viajar en 1892, en un barco pequeño a casi todos los puertos de Francia, Holanda y alrededor del Mediterráneo, llegando incluso hasta Constantinopla, teniendo la base de su barco en St. Tropez, que él "descubrió". De todos esos puertos en los que estuvo, Signac llevó consigo acuarelas vibrantes y coloridas, tomadas rápidamente del natural. A partir de estos pequeños esbozos, pintó grandes lienzos en su taller, que están cuidadosamente trabajados a partir de pequeños cuadrados de color, a modo de mosaico, bastante diferentes de los pequeños puntos multicolores que previamente había usado Seurat.
También pintó escenas de ciudades francesas en sus últimos años.
Signac experimentó con varios medios. Además de pintura al óleo y acuarelas, hizo aguafuertes, litografías, y muchos esbozos a pluma y tinta compuestos de pequeños y trabajados puntos. Los neoimpresionistas influyeron en la siguiente generación: Signac inspiró, en particular, a Henri Matisse y André Derain, desempeñando de esta manera un papel decisivo en el desarrollo del Fauvismo.
Como presidente de la «Société des Artistes Indépendants» desde 1908 hasta su muerte, Signac animó a artistas más jóvenes (fue el primero que compró una pintura de Matisse) exponiendo las controvertidas obras de los fauves y de los cubistas.
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