Pues nada chicos, depósitos llenos y volvemos a rodar. Cogemos la ctra. A-202 con dirección Zaragoza. Carretera muy entretenida y revirada, pero mucho tráfico. Despacito y buena letra, a nuestro Ritmo. Tic-tac, tic tac, una y otra vez oigo a mi corazón latir, no sé si por el calor que hace o por la emoción de ir acercándonos a los Pirineos.
Enlazamos con la autovía del Nordeste, puf y ahora kilómetros y kilómetros de aburrimiento, 43º grados, noto como el sudor me recorre por el cuerpo, y en mi cabeza invento historias al ver a los Molinos de Viento que nos van acompañando; soy el ingenioso Hidalgo que va sobre dos ruedas, un Hidalgo desarmado cuyas única arma son las ganas de vencer a esos kilómetros que lo separan de la conquista deseada.
Algo hay que me hace recuperar aún más la atención en la conducción. La autovía se estrecha y se vuelve alegre a la vista con una silueta suave y serpenteante, es el Alto de la Perdiz (561m), una ascensión corta, la bajada es muy suave y te devuelve a la monotonía de la autovía. Aunque volvemos a ver esa silueta suave y serpenteante cerca de Morata. Hablo del Puerto de Morata (680m). Estamos a la altura de La Almunia de Doña Godina, a unos 50 km. De Zaragoza.
Por la circunvalación de Zaragoza se divisan las imponentes torres de la Basílica del Pilar. Hay que ir pensando en parar. Necesito descansar y sobre todo hidratarnos, vamos hechos un charco. Comentamos a través de los midlan que vamos aguantar un poco más, nos desviaremos dirección Huesca y pararemos cerca del Puerto de Monrepós, en la gasolinera que lleva su nombre.
Me noto cansada y la pierna me molesta más de lo que le tengo permitido. Hago los estiramientos que mi fisio “me recetó”. Bien, conseguimos aliviar molestias. Pedro va a buscar agua y algo isotónico, mientras yo a darle al botoncito de la cámara
El puerto de Monrepós (1.265m) es un paso de montaña situado en la provincia de Huesca. La ascensión al puerto comienza en la localidad de Nueno.
En la actualidad hay obras con lo que la cautela ha de estar presente, aún así, y con un ritmo tranquilo, disfrutamos del puerto muchísimo y, más aún después de llevar a la espalda muchos km. de aburrida autovía. Empezamos a contemplar las primeras imágenes del pirineo.
Este puerto tiene curvas donde la moto se mantiene muchos metros tumbada, son curvas rápidas, pero que como digo, nos lo tomamos con cautela por las obras y el numeroso tráfico. La bajada la hacemos algo más rápida. Puf este asfalto no redondea las gomas, se las come literalmente, como se pegan las ruedas al suelo¡¡¡. Nada más acabar la bajada, (hay que estar atentos porque te puedas pasar el desvío) a la derecha tenemos el desvío que nos llevara a Boltaña a través del Puerto del Serrablo (1.289m).
Esta foto está tomada ahí, justo una vez que tomamos el desvío a la derecha.
A partir de aquí empezamos el ascenso del puerto. Vamos con cuidado porque hay caballos sueltos. Incluso durante unos km. tenemos que ir muy despacio porque una mami con su peque se asusta al vernos y no tiene las ideas muy claras de por donde ir. Así que le damos espacio y en cuanto tiene salida rompe monte arriba con su peque y nosotros volvemos a tener toda la carretera para nosotros. Tanto en el ascenso como en la bajada no nos cruzamos con nadie. Solo nosotros y la naturaleza.
Hay que aprovechar las pocas horas de sol que nos quedan. Con algo de luz coronamos este Puerto. Poco a poco el sol se despide de nosotros, los últimos kilómetros hasta llegar al hotel los haríamos con noche cerrada.
Llegamos bastantes cansados, aunque por mi parte contenta. Ahora tocaba descargar, cambiarnos y cenar. Después a por el merecido descanso.
A la mañana teníamos previsto visitar Ainsa y Labuerda, y por la tarde el Cañón de Añisclo. Impresionante ver esos congostos cuyas paredes parecen que hayan sido talladas a cincel y martillo.
Pero eso chicos será en una próxima entrega.
