Reedición 2025: Gran parte de esta segunda entrega se salvó milagrosamente de la perdida de fotos, por lo cual solo hay retoques menores, sobre todo en los mapas. De hecho el único que ha habido que reeditar es este día 9.
Me había prometido a mi mismo que algún día retomaría esta crónica que deje aparcada hace ya tres años por motivos de salud (mala). Podría haberlo retomado mucho antes, lo reconozco, pero me atascaba por que ya es una crónica escrita sin la frescura que da la cercanía de los recuerdos.
Aún así creo que le debo en particular a Ultimo Mohicano las fotos “de cama” prometidas varias veces a lo largo del relato. Pues bien, aquí va la foto de cama:

DIA 9. VOLVEMOS A BORDAR EL PIRINEO.
El destino próximo es Pamplona, donde tras tantos días de moto tenemos previsto hacer un día de turismo “de zapatilla”. Inicialmente no sabemos muy bien que ruta tomar, ya que la meteorología se ha complicado bastante. Contra todo sentido común, hoy “lo negro” está para el sur, y lo mas o menos claro para el norte, así que la decisión esta clara.

Bajamos hasta la vecina Roncal, y por su valle, en dirección norte nos dirigimos dirección Francia por el Valle de Belagua y el puerto del mismo nombre, también conocido como La Piedra de San Martín (La Pierre San Martín) 1.760 m.


Lo que mas nos llama la atención en estos puertos pirenaicos navarros es que las carreteras en la vertiente navarra son excelentes, quizá demasiado buenas, pero al pasar a la vertiente francesa se convierten en carreteras muy estrechas, con el encanto de la vegetación mas exuberante de las vertientes norte.


Ya en territorio francés, nos desviamos cogiendo una carreterilla que se dirige al oeste, por un estrecho valle. Pasamos al lado de las Gorges de Kakuetta.

Como hay que caminar entre hora y media y dos horas para verlas, lo dejamos para otra reencarnación, que suponemos que seguirán allí.

Tiramos para Larrau, entre vacas y ovejas vasco-francesas.


Coronamos el puerto de Larrau 1.585 m, el último de cierta envergadura que haremos en los Pirineos.


A partir de aquí, la cosa se precipita, nada mas bajar la vertiente navarra del Larrau, nos paramos a ponernos el traje de agua, ya que lo que se venia encima era bastante húmedo.

Por suerte al poco de iniciar el descenso diluvioso, llegamos a Ochagavia, donde divisamos una sidrería, en la que nos atizamos un buen entrecot para coger fuerzas. Desgraciadamente, debido a tanta humedad, tenemos que descartar el paso por la Selva de Irati y por Orbaizeta. Siempre es bueno dejarse cosas para volver otra vez a estos maravillosos paisajes.
Nos vamos para Pamplona donde nos quedaremos dos noches, y por un día completo, por primera vez en el viaje la moto se quedará en el garaje. Toca descansar un poco el culo y hacer turismo de alpargata, zuritos y pintxos a doquier.....
Pero antes de llegar a Pamplona.....y a pocos kilómetros de la llegada, nos cae la mundial, nos cobijamos debajo de un puente de la autovía, y descubro que mi magnifico pantalón impermeable de como 7 años de antigüedad se ha rajado completamente por la entrepierna, así que llevo los que os podéis imaginar “pasados por agua”. Cuando la lluvia baja solo un poco, seguimos, y al llegar a Pamplona, me mojo ambos pies: al para en el primer semáforo y poner pies al suelo, todo el agua que ha entrado por el roto, se desplaza hasta llenarme las botas. A 100 metros vemos un concesionario Yamaha, donde compramos un nuevo pantalón que nos permite jubilar el roto e ir un pelín mas seco en días sucesivos....