Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Crónicas de nuestros viajes, rutas y aventuras, que merecen ser contadas.

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pabloski
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#1 Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por pabloski »

En este recorrido, de aproximadamente 1.500 kilómetros, divididos en cinco etapas, se atraviesan los Montes de Toledo, el Valle de Alcudia, Sierra Madrona, en Parque Natural de la Sierra de Andújar, el Valle de Abdalajís, Sierra Nevada, las Alpujarras, el Desierto de Gorafe, las estribaciones de Cazorla… ¿Alguna sugerencia más?

Sin necesidad de disponer de muchos días libres, ni de tener un presupuesto “hinchado”, se puede organizar un viaje de aventura poniendo el objetivo en cualquier lugar que no esté demasiado lejos de nuestra residencia. Sólo necesitarás tener un fin de semana largo o un puente de 4 o 5 días para ver cumplido tu objetivo.

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Single… o sólo, que es lo mismo
En esta ocasión, Raquel, mi compañera inseparable de aventuras, se encontraba fuera de España, por lo que si quería viajar en moto tendría que hacerlo en solitario. Y eso no supone ningún problema, aunque es más divertido compartir con tu pareja una de estas aventuras, pero viajar sólo también tiene muchos alicientes, que son a los que nos agarraremos para no ponernos melancólicos dentro del casco.

Programar destinos como la Transpirenaica, la Transcantábrica, la Ruta del Silencio (el Maestrazgo, de toda la vida) … son opciones en las que se juega a “caballo ganador”, a sabiendas que los paisajes que vamos a encontrar son de reconocido valor pictórico, pero también podemos devanarnos un poco más la cabeza y buscar lugares que, sin ser tan épicos como los anteriores, dispongan de todos los ingredientes para construir nuestra aventura.

Seleccionar objetivos
Nuestra geografía, como la de todos los países, esconde infinidad de sorpresas para el visitante que merecen la pena ser descubiertas y, sin ánimo de establecer comparaciones, se puede disfrutar lo mismo subiendo el Puerto de Somport en el Pirineo que atravesando la Sierra de Baza en Granada, por poner un ejemplo. ¿Cuál es la diferencia fundamental entre estos dos destinos? Pues, seguramente, en uno vas a estar rodeado por infinidad de turistas, mientras que en el otro gozarás de una absoluta tranquilidad.

Vivimos en un país muy montañoso, donde existen infinidad de ecosistemas exclusivos y podemos disfrutar de un universo de destinos viajeros para construir nuestra aventura.

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Etapa 1: Madrid-Puertollano – 287 km
La elección de esta antigua ciudad minera como destino no ha sido casual: uno de mis mejores amigos se ha trasladado hasta las cercanías de Puertollano para emprender un proyecto rural que quería conocer. Y hasta allí me he dirigido en la primera etapa del viaje.

La mayoría ya lo sabéis: cargar el primer día la moto, poner a cero los marcadores y girar la llave del contacto esconde una sensación indescriptible que nos hace olvidar los sinsabores de la preparación del equipaje, el estudio de los mapas, la valoración del dinero que necesitaremos…

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Las solitarias carreteras de los Montes de Toledo han sido el escenario inicial

En la ruta inicial he evitado la tediosa A-4, encadenando carreterillas locales y alguna nacional que me han permitido recorrer las provincias de Toledo y Ciudad Real visitando algunas de sus poblaciones más emblemáticas, como Mora, Daimiel y varias localidades del Campo de Calatrava.

Recorrer estas carreteras olvidadas por la mayoría nos transportan a otro tiempo, y me he visto disfrutando de uno de los clásicos mesones manchegos para matar el gusanillo que enredaba en mi estómago.

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Emprendí el viaje a primera hora de la tarde, pero al ser pocos kilómetros y con ninguna dificultad montañosa, antes de que se escondiera el sol ya estaba en la casa que mi amigo Juan (Rezoplo en el Foro) en una población cercana a Puertollano.

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Con Juan (Rezoplo) en la Rider de Cuenca

Con las últimas luces de la tarde me ha llevado a recorrer los rincones más pintorescos de las estribaciones de Sierra Madrona, donde hoy ha terminado la jornada.

Etapa 2: Puertollano-Alhaurín el Grande – 320 km
Amanece un día resplandeciente, algo que me sorprende después de haber estado las últimas cuatro semanas viendo llover, unas veces mucho y otras muchísimo. Tengo por delante una etapa larga, atravesando unas cuantas montañas y me pongo en marcha sobre las 9 de la mañana. Todavía hace fresco, pero se agradece.

Los primeros kilómetros discurren por pistas de tierra de las estribaciones de Sierra Madrona. Con lo que ha llovido en las últimas semanas no hay polvo, la tierra está compactada y se puede rodar a buen ritmo. Tanta es la emoción que casi no me doy cuenta de que llevo desde hace unos cuantos kilómetros la luz de la reserva encendida, por lo que decido salir a la carretera general y regresar unos kilómetros hacia Puertollano para dar de comer a la Suzuki.

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Pista de tierra de las estribaciones de Sierra Madrona, al fondo el pueblo de El Villar

Me meto en el Valle de Alcudia por la carretera de Mestanza, entre vaguadas y barrancos teñidos de un exagerado verdor. Primero se cruza delante de mí un ciervo y a los pocos kilómetros un zorro: está claro que he elegido la ruta más tranquila. Tras pasar sobre el muro de coronación del embalse de Montoro comienzan a aparecer infinidad de ingeniosas curvas, la carretera apunta hacia el cielo y en pocos metros me veo dentro de la Sierra Madrona. Hay puertos de más de 1.000 metros de altura, grandes barrancos (El Robledillo) y un horizonte teñido de crestas rocosas: no se le puede pedir más al paisaje que me rodea.

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Mirador del Barranco del Robledo en Sierra Madrona

Ciudad Real se me termina y, coincidiendo con el paso a la provincia de Jaén, la carretera se convierte en una estrecha pista asfaltada a la que llevan muchos años sin darle cariño. Entro de lleno en el Parque Natural de la Sierra de Andújar sin casi poderle prestar atención al entorno: estoy circulando por el mejor santuario mundial del Lince Ibérico, pero la colección de baches descarnados y de gravilla suelta aconsejan estar más pendientes de la calzada (por llamarla de una manera educada) que de la flora y la fauna.

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Por las carreterillas de la Sierra de Andújar, la mayor reserva mundial del Lince Ibérico

Aún así, la carretera debo reconocer que tiene un trazado precioso, con cientos de ingeniosas curvas y muchos balcones naturales desde donde poder disfrutar de la mejor perspectiva de este Parque Natural. Me detengo un par de veces para observarlo todo de manera relajada, pero no me puedo entretener demasiado porque necesito llegar a una hora determinada a mi destino.

Por cierto, un comentario especial merece la suspensión de la nueva V-Strom 800DE. La mayoría de los baches sólo se sienten en la mirada y los más profundos se convierten en una pequeña oscilación de la moto sobre la carretera. Parece irreal a la velocidad que se puede llegar a circular por carreteras como esta con una absoluta sensación de seguridad y control (algo hacen también las ruedas de tacos).

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El Santuario de la Virgen de la Cabeza es visitado cada año por más de un millón de peregrinos

Al dejar a nuestra derecha el Santuario de la Virgen de la Cabeza, la carretera mejora, a la vez que se llena de coches a ritmo turístico. Para los que no lo conozcan, este recinto religioso es el punto más importante de peregrinaje en Andalucía, registrando anualmente más de un millón de visitantes enfervorecidos. Esta especie de monasterio ya lo conocía de otros viajes, por lo que aligeré la marcha, sin detenerme, para abandonar la ruta de montaña.

En Andújar han desaparecido las curvas y me meto de lleno en un paisaje dominado por miles de hectáreas de geométricas plantaciones de olivos. Si no fuera por la explosiva primavera que estamos pasando, este entorno pudiera parecer monótono, pero sucede todo lo contrario.

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Los olivares de Andújar se prolongan durante miles de hectáreas.

Para encadenar el itinerario previsto hasta Antequera me veo obligado a circular durante varios kilómetros por la autovía A-45, nada preocupante para esta moto, siempre que estemos al tanto de los posibles radares que puedan acabar con la euforia que mueve el puño derecho.

Una vez atravesada la monumental localidad de Antequera, me meto de lleno en el increíble Valle de Abdalajís, en el que la recta más larga no alcanza los 100 metros de longitud. Así circulo los 45 kilómetros que me restan hasta mi destino, preocupado por la hora… todo tiene su explicación.

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Las curvas que surcan el estrecho Valle de Abdalajís se prolongan durante más de 45 kilómetros

Llego a casa de mi hija con el tiempo justo para comer una ensalada que me había preparado, darme una ducha y vestirme de persona cotidiana para desplazarnos hasta una sala de conciertos del centro de la ciudad de Málaga. Buen ambiente, risas, buena actuación musical… cuando regresamos a su casa son las 2 de la madrugada… pero, en realidad son las 3, porque esta noche entraba en vigor el horario de verano.

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Noche de concierto en Málaga junto a mi hija (de blanco) y sus amigos.

Etapa 3: Alhaurín el Grande-Laroles – 190 km
Con bastante morriña dejo a mi hija en su morada y me dirijo a Málaga para coger la carretera de la costa, que me llevará hasta Vélez-Málaga, donde he quedado con un buen amigo para tomar café.

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Utilizando tramos de la A-7, ahora libre de peajes, recorremos de manera ágil la costa.

Este tramo de la ruta, aunque pueda resultar muy atractivo para ir curveando por el litoral, hay que estructurarlo de manera racional, ya que ahora la A-7 no tiene peaje y nos puede hacer ahorrar mucho tiempo, porque la carretera costera atraviesa infinidad de localidades, urbanizaciones, rotondas, semáforos…

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Antonio, con su flamante KTM 1290 Adverture R, lo tiene muy sencillo para disfrutar de las carreteras de la costa malagueña.

Paso un par de horas, muy agradables, con mi amigo Antonio, poniéndonos al día de muchos temas. Vuelvo a meterme en la ruta programada para llegar por la costa hasta Salobreña, desde donde la carretera asciende hasta el embalse de Rules desde donde se coge la comarcal A-348 que recorre, por la vertiente de la Sierra de la Contraviesa, las Alpujarras.

Esta parte de la ruta se convierte en un auténtico balcón de Sierra Nevada, con las cumbres (hoy muy nevadas) del Veleta y el Mulhacén presidiendo la mejor de las panorámicas.

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El pico del Mulhacén preside el valle de las Alpujarras

Esta ruta es muy frecuentada por moteros de toda clase y condición, pero hoy es festivo y predominan las motos deportivas. Hacia la mitad del recorrido las motos con las que me voy cruzando hacen señales de alerta, de manera bastante insistente. En previsión de que pueda ser un control de policía, o un radar, reduzco la velocidad y atiendo a cualquier posible eventualidad. A la salida de una curva veo muchas luces destellantes, ambulancias, varios coches de policía y un par de grupos de moteros reunidos con actitud abatida: hay trozos de carrocería de moto esparcidos por el asfalto, un amasijo de hierros en una cuneta y un cuerpo en medio de la carretera tapado con una manta.

Aunque me tengo por una persona bastante inmune a las sensaciones fuertes, no puedo evitar visualizar una y otra vez la desagradable imagen que acabo de presenciar.

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Cárcavas de la carretera de la Contraviesa atravesando las Alpujarras.

A un ritmo más lento del habitual tomo las últimas curvas que me llevan desde Cherín a Picena, para detenerme posteriormente en Laroles, donde ya había visto un camping que permanece abierto todo el año.

Son las 5 de la tarde, con el cambio de hora el sol todavía está bastante alto y dispongo de al menos 3 horas para montar el campamento, ducharme y bajar al pueblo para comprar algo de comida para cocinar esta noche.

Todo me sale bien y en un tiempo récord tengo solucionada toda la logística de la acampada, por lo que decido hacerle un mantenimiento a la moto: justo al llegar al camping el odómetro marcaba 5.000 kilómetros y voy a revisar presiones, limpiar la cadena, engrasar el cable de embrague y los ejes del caballete… y de paso elimino el medio millón de mosquitos estampados que hay sobre la pantalla de la moto.

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Campamento ya instalado en las Alpujarras

El sol desaparece del valle (estoy rodeado de montañas de más de 3.000 metros de altura) pasadas las 7 de la tarde, y la temperatura cae como si hubieran abierto la puerta de un frigorífico industrial: decido abrigarme y meterme en la tienda para preparar la ruta de mañana y leer algo en el Kindle.

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Dentro del saco de plumas y leyendo en el libro electrónico finaliza la jornada

Etapa 4: Laroles-Ruidera – 305 km
Hasta las 8:30 el sol no ilumina el valle, y todavía tarda unos minutos más en llegar a la tienda de campaña. He dormido bien, la colchoneta inflable que llevo es muy cómoda y el saco de plumas ya me ha demostrado que, incluso por debajo de cero grados, ofrece un cierto confort térmico. Pero la sensación de frío es intensa: giro la llave en el contacto de la moto y el termómetro marca 4 grados. Por fortuna, el sol se adueña de las Alpujarras enseguida y su efecto es inmediato.

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El sol comienza a calentar la tienda de campaña

Caliento un café con leche y me lo tomo, pero no desayuno nada más por el momento, ya que conozco una cafetería en La Calahorra donde preparan los mejores molletes con tomate que he probado, y por allí pasaré en poco más de una hora.

La tienda está seca, ha habido poca condensación esta noche y el sol se ha encargado de eliminar cualquier resto de humedad del equipaje. Mientras recojo todo, escucho una cadena local de radio donde informan de la muerte de un motorista el día anterior en la carretera de las Alpujarras: al parecer el accidente se produjo al chocar dos motos frontalmente a gran velocidad. Me entristece escuchar esa noticia, pero me vuelvo a reafirmar en el credo de que las carreteras no son circuitos y cada vez me molesta más que nos midan por el mismo rasero a todos los que conducimos una moto.

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Un inesperado encuentro con Leonor @lnrmoto me alegra la mañana

Y hablando de motos: anoche escuche un petardeo de “moto gorda” cuando ya estaba metido en la tienda. Provenía de la parcela de al lado y por la mañana, cuando he salido de la tienda, me he encontrado de frente con una Ducati Desert X aparcada que me resultaba tremendamente familiar. Cuando ha aparecido el propietario de la moto me he quedado de piedra, ya que se trataba de Leonor @lnrmoto, una de las viajeras en moto que sigo desde hace tiempo. Os recomiendo que echéis un ojo a su canal de YouTube y a su Instagram, ya que sube viajes y actividades muy interesantes: Alpes, Dolomitas, África, Escocia… Hemos estado charlando un buen rato y me ha contado que está en España desde hace dos semanas elaborando algunos reportajes (ella es periodista profesional y fotógrafa) para varias marcas de material motociclista. Leonor vive en Holanda y allí no se puede ahora hacer nada relacionado con las motos por la mala climatología.

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Puerto de la Ragua, todavía teñido de blanco por las últimas nevadas

Más tarde de lo que me hubiera gustado, he arrancado en dirección al Puerto de la Ragua, el único paso de montaña norte/sur que existe en esta parte de las Alpujarras en la que descubro cómo, en los kilómetros finales de la subida, hay una generosa cantidad de nieve cubriendo las cunetas, aunque el asfalto está completamente limpio y seco.

El descenso hacia La Calahorra es sencillamente espectacular, con las cumbres del Veleta y Mulhacén a nuestra izquierda, dominando con autoridad todo el paisaje más cercano. Además, el estar totalmente cubiertas de nieve, aporta una mayor majestuosidad.

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Las cumbres de Sierra Nevada presiden el descenso desde la Ragua

A medida que alcanzo la llanura aparece de frente, en la lejanía, la Sierra de Baza, pero, lo que más llama la atención es el castillo homónimo a la localidad donde se ubica. El castillo de La Calahorra, construido en 1509, preside un otero elevado a 1.250 metros sobre el nivel del mar que, anteriormente fue una fortaleza árabe. En la actualidad está considerado Patrimonio Histórico y, aunque es de propiedad privada, se puede visitar previa petición de cita.

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El castillo de La Calahorra decora el fondo del valle

La parada ha sido obligada: la cafetería Morillas, situada en la calle principal por donde estoy circulando, me esperaba con uno de sus molletes recién horneados y rebosante de tomate rallado. Sin duda esta es una parada obligada si pasas por La Calahorra.

Continúo la ruta cogiendo un tramo de la autovía A-92 que, bordeando la Sierra de Baza, me lleva hasta Guadix, donde cambio de autopista para llegar hasta la carretera que, atravesando el extremo más oriental del Desierto de Gorafe, me coloca sobre la pasarela del embalse del Negratín.

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Las célebres "badlands" del Desierto de Gorafe nos acompañan durante varios kilómetros

Entre profundas vaguadas, surcadas por profusas cárcavas, llego a la localidad de Pozo Halcón, límite suroeste de la Sierra de Cazorla, desde donde bordeo este parque natural hasta desembocar en la gran llanura donde vuelvo a estar rodeado por un mar de olivos. En esta parte de la ruta me he permitido atajar por alguna pista de concentración parcelaria de las que surcan los campos olivareros, hasta llegar a la población de Santo Tomé, donde ha coincidido con la hora del aperitivo y… claro: no le voy a hacer ascos a esta rutina.

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Podremos atajar algunos tramos de carreteras por las pistas que hay trazadas entre los olivares

Continúo durante una infinidad de kilómetros rodeados de olivos, hasta cambiar de comunidad autónoma, dejando atrás Jaén y entrando en Ciudad Real, donde las calles de Villamanrique empiezan a sombrearse por la luz del atardecer.

Dejo atrás Villanueva de los Infantes, Carrizosa y desemboco en la populosa N-430 que me lleva en muy pocos kilómetros hasta Ruidera. Voy directamente al camping, con la sana intención de instalar mi campamento, pero la parcela donde se instalan las tiendas de campaña tiene mucha humedad y bastante arbolado (tardarán en entrar los rayos de sol), por lo que decido escudriñar por la zona un alojamiento razonable y lo encuentro junto a la Laguna del Rey.

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Laguna del Rey junto a la población de Ruidera

Mañana se terminará el viaje, y creo que es una buena ocasión para celebrarlo con una cena que ponga el broche de oro a mi última noche de la ruta. Si bien el hotel que he elegido no destaca por ningún tipo de lujo, el restaurante supera con creces mis expectativas y disfruto de una cena fantástica. Por si a alguien le interesa se llama Hotel Matías.

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Etapa 5: Ruidera-Madrid – 235 km
Me alegro de no haber acampado: la cercanía de las lagunas (en realidad es el cauce del río Guadiana) y la diferencia tan grande de temperatura que hay entre el día y la noche provocan una condensación máxima y, al salir del hotel, compruebo cómo todo está escarchado e invadido por la humedad.

Tras un desayuno “empedrado” en la cafetería del hotel, inicio la maniobra de cargar las maletas por última vez en este viaje. El sentimiento de “final” me llena de pereza y lo hago todo a cámara lenta, disfrutando al mismo tiempo de un amanecer primaveral digno de la mejor de las postales. El aparcamiento del hotel está ubicado a escasos 50 metros de la Laguna del Rey y la presencia del sol rebota contra la lámina de agua creando unos reflejos sobrenaturales. No merece la pena darse prisa para abandonar este lugar.

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Comenzamos la ruta junto a la Laguna del Rey

Ya con el motor en marcha recorro la carretera de las lagunas, aguas arriba, disfrutando de las mejores vistas de este peculiar fenómeno de la naturaleza, hasta desembocar en la carretera serrana que me conduce hasta Ossa de Montiel, desde donde poco a poco, va cambiando el aspecto del paisaje que me rodea hasta convertirse en la típica estampa manchega, plagada de campos de vides y cereales, ahora en plena eclosión de colores.

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Campos de cereales en la Mancha

Me despido de las montañas y las quebradas carreteras que me han acompañado durante las jornadas anteriores, se transforman en rectas interminables donde la representación del infinito siempre está delante de nuestra mirada. El paisaje no deja de ser pintoresco y totalmente personal: la Mancha es irrepetible, pero a los hombres de montaña nos acaba por invadir una sensación tediosa por lo homogéneo del entorno.

Llego a Tomelloso con la luz de la reserva ya famélica y paro en una gran estación de servicio para repostar y, ya de paso, darle un poco de cariño a la V-Strom con un buen chorro de agua a presión y caricias con una esponja: si veis el final del vídeo estaréis de acuerdo conmigo en que la moto sonreía al verse tan reluciente.

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Todavía quedan 130 kilómetros de largas rectas hasta terminar en las calles de Madrid, y cada tramo que recorro se me hace más aburrido. Al llegar a Corral de Almaguer decido desviarme a Cabezamesada, desde donde recupero un paisaje más divertido. Al llegar a Santa Cruz de la Zarza aprovecho para parar en una fábrica artesana de queso manchego y hacer acopio de este manjar exclusivo: decido descender hasta el cauce del río Tajo, frontera natural con la Comunidad de Madrid, y pasarme por Villamanrique de Tajo para saludar a mi buen amigo Israel (IRS Racing), el mecánico al que confío desde hace unos años las suspensiones de nuestras motos.

Ya es la hora del café y estoy relativamente cerca de la casa de mis “brothers on road”. Aunque estoy en contacto diario con Chichu y Yola, ya tenía ganas de verlos y charlar con ellos un buen rato: Jesús ha pasado hace poco por una “ITV forzosa” y quería conocer de primera mano su recuperación y estado de ánimo.

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El viaje termina entre buenos amigos

Cuando estás con las personas que forman parte de tu día a día el tiempo se detiene, pero el reloj no para… el concepto del “kronos” (el tiempo que marcan las manillas del reloj) y el “kairós” (el tiempo que percibimos), me recuerdan que somos humanos.
Apenas 20 minutos separan la residencia de Chichu y Yola de la mía y, antes de lo que me hubiera gustado, me encuentro en el portal de casa colocando todo en el ascensor para dar por finalizado este viaje.


Epílogo
La parte final de este relato me lleva a la reflexión de las cosas sencillas. Cuando todo lo que haces y lo que te rodea se encuentra en un orden natural, los momentos de calma y alegría surgen sin necesidad de buscarlos.

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Viajar en soledad, lejos de suponer un castigo aislacionista, nos hace cambiar la perspectiva de todo lo que sucede alrededor. No nos distraemos contagiados por la placidez de la compañía y somos capaces de percibir, con mayor intensidad, todo lo que sucede a nuestro alrededor: desde los aromas, hasta las personas con las que nos vamos relacionando a lo largo del viaje.

No, que nadie piense que pilotar entre 7 y 9 horas seguidas cada día una moto no maltrata el cuerpo físico y que no pueda llegar a minar la moral: pero está en nuestra mano convertir la salida de la zona de confort (autoayuda barata) en esa oportunidad que se nos presenta a los humanos para vivir las aventuras que llevamos cocinando en la cabeza desde hace tiempo: aunque sea a pocos kilómetros de nuestra casa.

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Última edición por pabloski el 05 Abr 2025 11:46, editado 9 veces en total.
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Mamut
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#2 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por Mamut »

Buen reportaje con inteligentes reflexiones de lo que representa ir en moto.
Muchas gracias, Pablo, por compartir experiencias y transmitir tan bien tus sensaciones
No importa la marca de tu moto. El viento es igual para todos.
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jucarmari
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#3 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por jucarmari »

¡Eres un gran escritor y cronista y lo sabes! (Aquí foto de Julio que sonríe). Ganas me dan de salir mañana mismo a hacer tu ruta paso a paso.
Hoy es el ayer del mañana...va a ser que llego tarde otra vez.
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#4 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por pabloski »

jucarmari escribió: 04 Abr 2025 15:40 ¡Eres un gran escritor y cronista y lo sabes! (Aquí foto de Julio que sonríe). Ganas me dan de salir mañana mismo a hacer tu ruta paso a paso.
Gracias por tus palabras, pero siendo justo: tiene poco mérito, yo me ganaba la vida escribiendo y para mí es bastante sencillo construir relatos :drinks:
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Chichu
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#5 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por Chichu »

Qué placer leer tus crónicas de viajes parece que las vamos haciendo nosotros, gracias Pablo. :drinks: :friends:
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Ultimo Mohicano
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#6 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por Ultimo Mohicano »

Muy buena crónica Pablo y muy buen viaje te has pegado

Gracias por hacernos vivir contigo tus vivencias

:drinks: :drinks: :drinks:
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Correcaminos
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#7 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por Correcaminos »

Me la he leído del tirón.
Como siempre un relato delicioso y envidiable.
Muchas gracias Pablo por tu estilo y hacernos copartícipes de tus vivencias.
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#8 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por RichiV »

Buena ruta y buena crónica.
La mayoría de los sitios los conozco de diferentes rutas, mis padres vivían en Algeciras y bajaba de Madrid cada 15 días a verlos, aburrido de autovías decidí que cada viaje pasaría a conocer un sitio diferente. Y asi conocí esos rincones del sur de la península que mencionas y que no tienen nada que envidiar a otros más lejanos.
Gracias por compartir :good:
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solotrail
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#9 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por solotrail »

Gran relato, y precioso epílogo. Lo comparto totalmente. Voy a ver el vídeo, que aunque estoy seguro que estará muy bien, no hay como la lectura de un buen relato.

Un saludo.
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MAGELX
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#10 Re: Los 1.500 km por las montañas del sur con la V-Strom 800DE

Mensaje por MAGELX »

Gracias por compartir tus viajes y escapadas, muy buena como todas, ahora me falta el video que luego le daré un vistazo
Saludos y Vsss
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