
Quedamos aquí, en el hostal Español, muy cuco, donde nos hemos tirado horas hablando hasta el punto que casi me ha medio convencido para que vuelva a Normandía, esta vez con la PelandusKa.

Después de hablar con un espontáneo que nos ha preguntado por nuestras motos y por la Aprilia Pegaso (digo yo en qué se parecerán los churros a las setas silvestres), ha tocado la hora de la retirada donde ha llegado la parte de poner la pasta boniato (110 lereles pero soltados sin ninguan pena).


Por si alguien no sabía como es físicamente Ángel o directamente yo mismo pues aquí teneis una prueba fehaciente de que existimos y que no somos meros bots aporrateclas.

