Hicimos el viaje con unos amigos. Ellos iban hacia el Moncayo y fuimos juntos hasta Borja. A la hora de comer ya estábamos en Zaragoza y antes de recoger el dorsal y la descripción de la ruta, nos encontramos con J-Pepe y con los extremeños Nómada y Cettrok. Muy buen rollito con ellos todo el fin de semana.
Por la tarde un rulillo-manifestación de apoyo a Juan Carlos Toribio que se la juega como nadie por la seguridad de todos. La ciudad, como siempre, preciosa y la gente simpática con la caravana de motos. Al final del día una charla de seguridad vial, con unas cervecitas, en el lugar en el que terminaría la ruta al día siguiente. Cenamos con J-Pepe, Nómada, Cettork y Danielón y entre unas cosas y otras, a la una a la cama.
Al día siguiente, a las seis menos cuarto, el despertador. jod*r que sueño. Desayunamos fuerte en el hotel y al lugar de salida.
La ruta comenzaba a las 7:15 h. La salida se hacía en grupos de 4 motos cada dos o tres minutos. Como en las contrarreloj. La verdad es que la organización se lo curro. Había 500 inscritos y controlaron sin agobiar. De los 500 hubo bastantes que directamente no salieron y muchos más que yo no ví en la ruta después de la comida. Se piraron.

Esperamos a que dieran la salida a J-pepe, Cettrok y Nómada y nos pusimos en marcha.

La ruta prometía en el papel y no falló. Me encantó. Todo tipo de asfaltos y todo tipo de motos por terrenos espectaculares. Montañas, barrancos, cascadas, nieve, niebla, gravilla... un placer para los sentidos y para el disfrute del aficionado al Trail. La ruta, que estaba hecha a medida para nuestras burras, me hacía pensar en los amigos con los que salgo habitualmente. Cuanto les habría gustado. Se les echa de menos. El próximo año haré lo posible por liarlos.


A eso de la una y media llegamos a Torla, después de haber recorrido varios puertos y el cañón de Añisclo, dentro del Parque Nacional de Ordesa. El sitio es impresionante.



Bueno, pues en Torla era la comida y la organización se lo volvió a currar. El sitio era un restaurante grande y la historia era comer y dejar la mesa a los que llegaban. El café en la barra. Y funcionó a las mil maravillas. Llegamos, comimos sin esperas ni prisas y nos relajamos un rato en el césped de la entrada (algunos se echaron una cabezadita).

Después de comer, al lío. Quedaban más de 400 km para por la tarde y que kilómetros. Turrón de Alicante.

Puerto tras puerto nos metimos en Francia.
Tras bajar el Portalet, un recorrido corto, de esos llanos que hacen los ciclistas a saco, y a buscar la entrada al mítico Col de Marie Blanque.

Nos despistamos un poco, como otros 20, y después de volver a preguntar, en mi precario francés, encontramos el cruce que nos metió de lleno en un puerto dinamitero. Curvas que se cerraban inesperadamente, humedad, algún que otro susto y un paisaje que alucinas.

A continuación el descenso, con los franceses tirando del grupo, y otro tramo de enlace. Ahora había que encontrar la entrada al Col Pierre de Saint Martin.

En el mapa no parecía difícil pero.... habían cortado un tramo de carretera y nos vimos, en mitad de una aldea, rodeados de ovejas y con una carretera delante muy complicada. Pregunté, con mi francés de La Sorbona, a una pastora y nos señalo hacia el monte.

Temimos lo peor. La carretera con muy mala pinta, el tiempo que había cambiado radicalmente, y detrás de nosotros unas 15 motos esperando a ver que hacíamos. Mi Asun y yo decidimos tirar pà lante y la peña detrás.
La carretera tomaba altura rápidamente y cada vez era más estrecha. Muy muy estrecha. Me recordó al Gavia italiano. Te da por pensar, ¿y si no es esta? ¿cómo damos la vuelta aquí?

Después de un buen rato coronamos el puerto y allí estaba el control de paso de la organización. Te pega un subidón cuando los ves.

Sello en la tarjeta y nos dicen "al loro que ha cambiado el tiempo y hay mucha niebla". coñ* que si hay. No se veía nada. Niebla y paredes de nieve, a los lados de la carretera, alguna de más de dos metros. Una preciosidad.



Volvimos a entrar en España y nos tiramos a saco a bajar el Puerto de Belagua en Navarra. Fue uno de los momentos más rápidos y divertidos.

Después de la bajada, otra vez las carreteras duras de roer. Curva, curvas, gravilla, puente, bache ....la camara que se queda sin pilas y la noche que se nos vino encima.



Afortunadamente ya estábamos llegando a carreteras más tranquilas y aunque cansados llegamos a Huesca y un rato después, Zaragoza.
Echamos pie a tierra a las 11:00 de la noche. Habían pasado 15 horas desde que salimos, casi todas encima de la moto. Una paliza que nos encantó. La ruta fue impresionante y con ese puntito, de tener que trabajártela un poco para hacerla, que tanto nos gusta.
Desde aquí quiero felicitar al club Monrepos por su impercable organización y dar las gracias a Juan Carlos Toribio por su incansable lucha por la seguridad de todos, a la asociación que organizó la clase de educación vial (lo siento pero no recuerdo sus nombres), a Angel por su hospitalidad, a J-Pepe, Cettork y Nomada (perdón Nóminas), Danielon, Perdutto y Comodoro Rivadavia por ese humor y compañerismo en ruta y como no a Asun, mi compañera de fatigas, que derrocha valor para hacer cada una de las fotos, llevando un piloto tan malo como yo, y sin la que nada sería igual.
Biquiños nena.

P.D. Hoy no he tomado el antiinflamatorio y me ha caído toda la paliza de golpe. Todo el día de mal humor, pero si puedo, el año que viene repito y espero que con vosotros
Un abrazo troncos.
Fer