Retocando un poco los números. Del lavado a presión se habían borrado un poco

Listos para salir. Parecemos.. “The Police”

Durante el trayecto, Pedro y yo nos íbamos turnando para coger la moto. Eso ayudó bastante a hacer más llevadero el viaje. Para ser el primer viaje largo hubiera sido demasiado pesado para una persona sola, independientemente de las paradas para repostar o descansar.


Al llegar a Badajoz, llamamos al Director de Orquesta, el Sr. Dº Cettork. Él se había encargado de buscarnos restaurante donde reponer fuerzas para posteriormente seguir nuestro viaje hacia Portugal. Y como buen anfitrión nos vino a buscar para guiarnos por su territorio. Durante la espera había que entretenerse, así que toca seguir haciendo fotos.
Deberían cambiar el cartel por el de “Territorio V-Extrem”



Y por fin llegó, nos estábamos cociendo como papas

Después de saludarnos nos llevó de ruta por Badajoz City hasta llegar al restaurante.

Otro monumentos más.

El Guadiana.


Una vez en el restaurante, y tras los saludos de rigor y dejar saldada alguna operación mercantil que estaba pendiente, esperamos a que llegaran los rezagados.
Durante la comida, me dí cuenta que al grupo al que nos habíamos unido, había sido todo un acierto. Todo apuntaba que pasaríamos un fin de semana en la mejor compañía. Y así fue. Gracias chic@s
Aquí intenté hacer la primera foto del grupo y ya me costó trabajo. Dº Pirata hacia de las suyas y no había manera. Así que hubo que sujetarlo bien fuerte para poder hacer la foto.

Paz y amor y las ricas cerezas.... para Poca Ropa. Qué ricas estaban¡¡¡¡

Con la barriga llena, porque menuda “jartá” de comer nos pegamos, nos pusimos en marcha con la idea de llegar a nuestro destino. Pero antes había que pagar.

Todos listos?. Pues en Marcha.

Hasta pronto España.

Teníamos que haber llenado el depósito en Badajoz y evitar la clavada que nos metieron en Portugal. Pero bueno, esas son las novatadas que hay que pagar por eso de llevar “L” de novatos en rutas grandes. Además, para colmo, nos enteramos que no llevábamos luces, pensamos que se habían fundido, pero había algo raro, no cuadraba. Las luces no se veían con el filamento roto, y el fusible no estaba fundido. Así que al ser de día, utilizamos la luz larga para salir del paso hasta que pudiéramos mirar con más calma que era lo que ocurría.
Hola Lydia¡¡¡

Después de repostar, me toco a mí coger la moto. Conducir por autopista no es que me guste, era lo que tocaba en ese momento. Además, hacía mucho viento, y me dificultaba conducir, sobre todo lo que me generaba un poco de tensión era en los adelantamientos a los camiones, ya que una vez rebasados recibía el golpe de aire. Cuando nos acercábamos a Lisboa, el grupo decidió parar para saber quién tomaba los mandos y guiarnos hasta el hotel. En este caso, tomo las riendas Garval, la veteranía es un grado.

El Señor de la Paz y el amor

En esa parada, que además nos sirvió para estirar un poco las piernas, Pedro y yo, decidimos que él cogiera la moto. Ya nos habían avisado de que conducir en Lisboa era un caos, y no se equivocaron en nada. Estuvimos a punto de irnos al suelo porque un “simpático” portugués decidió adelantarnos por la derecha en plan Kamicaze. Menos mal que todo quedó en un susto.
Cruzando el Puente 25 de abril

En Portugal también hay Maxi-Scooter.

Y muchos coches.

Verdad Muni?

Entre tanto coche, el grupo se partió y en un desvío tiramos detrás de Correcaminos y La Coyete, nos habíamos perdido. Pero no, no fue así. El fantástico GPS de Correcaminos nos llevó derechitos hasta el Hotel. En ese trayecto ya pudimos comprobar que los paisajes que veríamos a lo largo del fin de semana, serían de ensueño. Y tras una curva…. Tachan… El hotel¡¡¡¡. Menudas vistas tiene.


Esta es la vista que nos encontramos al tomar la curva

Y esta es la cara de felicidad de Pedro.

En la puerta nos esperaban para recibirnos los anfitriones del IV Encontro. Una excelente Organisasao. Descargamos la moto, entrega de acreditaciones, regalitos, la llave de la habitación y a cambiarnos que esto no ha hecho nada más que empezar.
La habitación era enorme, y las vistas… El hotel no es que estaba en primera línea de playa, es que estaba metido dentro de la playa. Una pasada. Y una pena que la piscina estuviera vacía. Porque después de tantas horas en moto nos hubiera sentado de maravilla un bañito en esa piscina disfrutando de la puesta de sol.
Y esta es mi carita al ver las vistas desde la habitación.

Después de cambiarnos, fuimos a ver si podíamos arreglar lo del tema de las luces, pero nada, no hubo suerte, así que decidimos dejar de preocuparnos y disfrutar. Eso sí, estaba claro que el viaje de regreso lo tendríamos que hacer con la luz del día.
Ahora tocaba buscar un sito dónde cenar (otra vez a comer), a dónde vamos?. Pues por allí parece que huele de maravilla. Pues dicho y hecho. Cuando entramos había medio foro Vstrom degustando la cocina portuguesa. Intentamos que nos dejaran una mesa indicándoles que en recepción los estaban buscando, pero no picaron el anzuelo. De todas formas al final nosotros también tuvimos nuestra mesa compartida con la fantástica Organisasao del IV Encontro.
Pescado, carne… madre mía¡¡¡ otra “jarta” de comer

Estos dos lindos gatitos se pusieron las botas.


Después un paseito para bajar un poco la cena, unas copas y a la cama. Que al día siguiente teníamos el plato fuerte de la reunión y había que estar lo más descansado posible.
Peeero… antes de llegar a la habitación, paramos a visitar a nuestros vecinos de planta que se estaban dando un mal rato, pobrecitos¡¡¡. Si es que no les quedó más remedio que cuidarse la garganta con un buen “jarabe” de ron, jejeje…
El sábado tocaba levantarse temprano, pero hoy era un día que no molestaba madrugar. Fue bonito despertar con Pedro a mi lado y con el sonido de las olas morir en la playa.
Nos vestimos de romano, un vistazo al cielo que parecía que nos iba a mojar… y a desayunar que las motos nos esperan.



Mira tú que pose de rudo y curtido Motero¡¡¡. Qué tú no eres el de paz y amor...

Qué el de paz y amor es Poca Ropa¡¡¡

Un momento de charla para darnos las instrucciones de la ruta y a rodar.
La ruta transcurrió por parajes preciosos, primero un paseo por la Villa de Sintra

Jesusca, dónde vas sin moto ¡¡¡

Un beso Cheri.

Sintra, una ciudad con mucho encanto.


Dar un paseo a la luz de luna en un coche de caballos tiene que sentarle a un@ muy bien en el cuerpo.

Rápido, a formar, que toca hacer la foto de los participantes del IV Encontro.

“ale” todo el mundo a sus puestos que seguimos la ruta. Por si habíamos desayunado poco, en el Pantano que nos llevaron a conocer, otra paradita para volver a desayunar.

Mientras, Pedro, se quedó con Macguiver Pescailla para ver si solucionaba lo de las luces y menos mal, gracias a Pescailla solucionamos el problema. Al parecer el problema venía de cuando montamos “la aceitera”, “usease” el Scotoiler. Cómo desmontamos el filtro del aire para limpiarlo con vistas al viaje, pues se debió de quedar algo por ahí sin hacer buena conexión y fastidió las luces.

Y este es el momento pantano (leer como Boris Izaguirre).
La foto no se hizo a la primera, tampoco a la segunda, ni a la tercera. A la cuarta, que se dice pronto.
Primer intento.

Segundo intento.

Tercer intento.

Y por fin….la foto de grupo. Lo que nos pudimos reír.

Desde el Pantano, retomamos la ruta, ahora tocaba ver el …. Punto más occidental de Europa, dónde acaba la tierra y empieza el Mar¡¡¡. Sí, hablo de Cabo da Roca. Espectacular¡¡¡¡. Una pena no poder ver la puesta de sol desde allí, aunque no sé si la hubiéramos podido ver ya que el día estaba nublado y dejaba ver muy poco el sol.







Después de esta visita, otra vez a las motos que sigue la ruta. A dónde nos vamos?. Pues a comer¡¡¡. Con puntualidad Británica, la Organisasao cumplió los horarios del programa de actividades al segundo, incluso con adelanto. Un 10 para ellos.


Arturo y Sofia.

Durante la comida, nuestros amigos portugueses nos obsequiaron con un diploma acreditativo de haber estado en Cabo da Roca. A nosotros nos hizo mucha ilusión recibirlo. Otro bonito detalle más de la Organización.

Verdad que sí pareja?

Antes de ponernos nuevamente en marcha para ir a visitar el Palacio da Pena, aproveché para hacer unas fotos a las motos que estaban todas bien aparcaditas.

Antes de iniciar nuevamente la ruta nos avisaron de tuviéramos cuidado porque la subida al castillo era delicada, por asfalto (adoquinado con más brillo que unos zapatos de charol) y por las curvas tan cerradas que hay. Hubo algún que otro incidente, pero sin importancia. Casi llegamos con las motos hasta la puerta del Palacio, cómo íbamos con enchufe...!!! Toda una explanada para nosotros.


Papi, que bien acompañado estas.

Bueno, yo tampoco me puedo quejar.

Detalles:

Menudas vistas:

El Castillo da Pena es alucinante, solo tengo imágenes del exterior ya que dentro si te veían sacar la cámara podías perder las manos. De todos modos creo que los que tuvimos la suerte de visitarlo tenemos grabadas en nuestras retinas lo majestuoso de lugar. Había detalles muy graciosos como el baño, la sala de los venaos (no sabía yo que el Comando Venano tenía sede en Sintra¡¡), una especie de lebrillos, palangana que serían perfectos para hacer una buena pipi-rana (para aquell@s que no saben que es, se trata de tomate cortado en trocitos, atún, cebolla ó cebolleta, aceitunas, sal y un buen aceite de oliva, y por supuesto, un buen pan para “jartarse” de mojar sopitas).



Con 10 minutos de adelanto sobre el horario previsto llegamos al Hotel y eso que nos tocó esperar a la Policía para que cortara el tráfico, ya que haríamos un tramo en dirección contraria. Ya devuelta para el hotel, el señor Naranja “Orange” (aunque iba de amarillo), incansable él, seguía pegando pasadas en plan “quita pegatinas”. A mi a veces se me encogía el estómago al verlo tumbar en las curvas y al mismo tiempo ver de frente y muy cerca un coche. Puff. No sé si me atrevería a ir de artillera con él. Eso de llevar la oreja tan pegada al suelo en las curvas no me va. Lleva puestos en su V-1000 unos escapes discretos que apenas suenan y no llaman la atención…

Bueno, pues la cosa aún no había acabado que teníamos que comer otra vez¡¡¡. Eso sí, antes nos dejaron unas horitas para dedicarlas a nuestro antojo. Así que una duchita para relajarnos un poco y a tomarnos unas cervecitas en la terraza del hotel disfrutando de la puesta sol, una buena compañía, una cerveza bien fresquita y una tapita de Jamón de Montanchez. Se puede pedir más?, yo creo que no. Qué cómo llegó el Jamón hasta Sintra?. Pues los culpables: Juan y Lydia. Gracias otra vez chic@s.
En fin, que se me había olvidado que nos teníamos que ir a cenar. Pues “ale” a comer otra vez.
Pero Muni, hombre¡¡¡, No me digas que tienes hambre?. Si no hemos parado de comer en todo el día¡¡¡

Que pena, esto va llegando a su fin. Al día siguiente si que dio coraje cuando sonó el despertador, pero había que recoger y empezar el regreso. La salida se dilataba, no nos queríamos ir, pero como se suele decir: todo lo bueno acaba pronto. Ahora tocaba regresar y con el recuerdo del fin de semana hacer más llevadera la vuelta a casa.
Esperamos volver para poder disfrutar otra vez de estas estupendas vistas.

Tocaba despedirse, y costaba hacerlo. Pero no había más remedio. Así que emprendimos el viaje de vuelta. Nos acompañaban, Muni, Poca Ropa, Koldak y Dº Pirtata. Sin querer, se nos olvidó devolver en caja la tarjeta del peaje. Bueno, no la devolvimos ninguna de las 5 motos que hacíamos el regreso juntos… Qué le vamos hacer, cosas que pasan¡¡
Un poco antes de llegar a España, paramos a repostar, vamos sólo lo justo para llegar a España, donde ya llenaríamos depósitos. Allí nos despedimos de nuestros compañeros de ruta, Muni, KoldaK y Poca Ropa. Dº Pirata y nosotros seguiríamos aún unos cuantos km. más juntos.
Curro nos invitó a comer en Almendralejo, en casa de su tía. Pero nosotros no lo supinos hasta que no estuvimos en la casa (esos detalles hacen grandes a las personas). Muchas gracias a los familiares de Curro por compartir con nosotros mesa y mantel. Y ti Curro, no se si darte las gracias después de lo que me has hecho rabiar el fin de semana. Me lo pensaré.
Una vez que terminamos de comer, Curro nos llevó hasta la salida de Almendralejo. Cada vez pesaban más en el cuerpo los km. Pero había que conseguir nuestro reto y sobre todo, volver a ver a nuestra pequeña después de semejante atracón de km.
Ya en casa y satisfechos de nuestra hazaña, quisimos inmortalizarla con esta imagen. 1460km.


Sólo me queda agradecer de forma muy especial a mi marido que haya compartido conmigo esta aventura. Gracias a él he cumplido uno de mis sueños, viajar en moto fuera de España. Sin él este reto no hubiera salido adelante, sin él no hubiera cumplido mi sueño. Gracias Papi.
