Si esta descripción es cierta, creo haber estado soñando, pero tengo ciertas dudas, ya que de los sueños no quedan constancia, pero del mío hay un montón de fotos.

He imaginado un montón de motos en la carretera, con una camaradería envidiable, donde existía la tranquilidad de no poner candado. Carreteras de todo tipo, estrechas, anchas de curvas suaves o pronunciadas, con una ristra de “tornantes” uno detrás de otro, para subir poco a poco a los puertos de montaña. ¿Cuántas curvas pondrías en tus sueños? Muchas, ¿verdad?, quizás este podría ser tu sueño.





He soñado montañas enormes, con nieves perpetuas, con valles de un verde chillón, con vacas pastando placidamente, con casas de piedra y madera, integradas en el paisaje de forma sorprendente.




Alrededores de Livigno.
En mi sueño estaba con personas muy queridas, en entornos relajantes, paisajes impactantes, olores inolvidables, e iba en moto, compañera inseparable de nuestras vacaciones. ¿Qué se le podría pedir a este sueño yendo en moto? Puestos a soñar, carreteras interminables, con muchas curvas, rodeado de verde y precipicios, un poco de nieve, agua, frío, calor, todo, lo quiero todo para este sueño. Quiero ver, oír, comer, beber, reír, en definitiva disfrutar.






Paso dello Stelvio.
He soñado que las montañas tenían jardineros, que se encargaban de tener los montes como campos de golf. De las montañas manaba agua de forma abundante en forma de cascadas por todas partes.











Paisajes de la Suiza Alpina.
Si el paraiso existe lo debo tener cerca, no falta casi nada para cumplir los requisitos.






St. Moritz y alrededores.
He soñado descansar en un verde prado, a la sombra de un arbol, al lado de una cascada, y que la brisa me refresque la cara.






Camino a San Siro.
He soñado con lagos enormes, con aguas tranquilas en las que se reflejan las moles de piedra que los contienen, y en los que hay pequeños pueblos románticos, que piden un paseo sosegado entre sus callejuelas para observar sus casas, su gente, sus flores, su estampa. A ellos accedes en barco, navegando entre montañas, transmitiendo una serenidad reservada a bolsillos más llenos.








Lago di Como y de Lugano.
Carreteras y ríos compitiendo por llegar abajo, y ver como el agua no respeta un mínimo de igualdad, saltando anárquicamente por las laderas.













Entre Lugano e Interlaken.
Y cuando se mezclaba el verde de la hierba, el plata del agua y los colores vivos de las flores, se conseguían autenticas postales para recordar.













Interlaken y alrededores.
He soñado ver un glaciar serpenteando, y a otro le he visto las entrañas, de un azul intenso.





Glaciar cerca del Furkapass.
He soñado en el paraíso de las motos, aquel lugar donde todo el mundo quiere ir, y cuando llegan se les ve la felicidad en la cara, aunque sea bajo cero. He soñado con la comprensión, afecto, y a veces admiración, de la gente que sabe reconocer los sueños, que en su idioma y gesticulando, te hacen saber de su pasión por la moto.







Grimselpass.
Deslizarte por una serpiente de piedra, que se enreda en la montaña desafiando la sensatez del conductor.




Via Tremola.
Y sentir que estás a merced de la nieve, que no quiere fundirse para vernos pasar, diminutos, delante de ella.





Paso de la Novena.
Pensar que no te importa que llueva, que haga sol o viento, que nada te impide disfrutar de verdad.





Regreso a Interlaken.
Disfrutar de la carretera, con compañía, observando como el verde se apodera del paisaje de forma insolente.




Camino a Megeve.
Me he imaginado pequeño, muy pequeño en lo alto de la montaña, que la distancia me facilitaba ver el conjunto, y perder todo detalle. Los alpinistas eran puntos de color en el manto blanco, que el grueso de la nieve se mide en decenas de metros, Que no somos nada cuando pendemos de un hilo.











Agüilles du Midi, Mirador del Montblanc (Chamonix).
Acercarme para estar con la naturaleza, y tener que alejarme para poder verla, lo pequeño y lo grande forma parte de este sueño.




Mer de glace.
Me he imaginado como la montaña abraza la carretera, dando cobijo al que se atreve a pasar por ella.



Mende y Gorgues du Tarn.
Y en los sueños caben todos los deseos, donde los instintos pueden ser los más básicos e irrefrenables, y en los que la imaginación se debe encargar de complacer.




Este sueño transcurre en las montañas de Italia, de Francia, de Suiza ¿podrían ser los Alpes? Porque no, y podría pasar por poblaciones como Livigno, Varena, Bellagio, Lugano, Interlaken, Andermat, Airolo, Chur, St. Moritz, Chamonix, Megeve, y tantas como el tiempo te deje visitar y la memoria acordarte de sus nombres.
No intentaré despertar de este sueño a pellizcos, ya que estoy seguro de acabar con moratones.
Dedicada a nuestras sufridas artilleras Laura y Lola.

