Siguiendo los usos de este magnífico foro, empezaré por presentarme: me llamo Pepe, (girolamosimba como nombre de guerra), de la quinta de los cincuenta, y vivo en Ronda, Málaga. He tenido scooter de 125 cc desde hace 20 años y el pasado verano me cambié a una Piaggio Beverly 400. Muy buena moto; viajé con ella, bien cargada, hasta Madrid sin ningún problema. Como no me permitía circular por los carriles, con buen firme, de la Serranía, la vendí y desde hace tres días me he unido a esta fenomenal familia de la VStrom. La mía es de 650 cc. y, por aquello de “no foto=no moto”, trataré de subir una que le he hecho esta mañana. Pero la moto no ha venido sola. Como veréis, la acompaña otra foto de una perrita callejera que, hace una semana, se aposentó a la puerta de mi casa y que, para cuando escribo esta presentación, ya se ha incorporado, un poco con calzador, a la familia. También es negra, como la VStrom, también le he cogido mucho cariño, como a la VStrom, y también necesita un cuidadoso rodaje, como la VStrom. No sé, cuando las cosas se presentan así, juntas, seguro que algo quieren decir.
De momento, está de más aclarar que, con semejantes dos adquisiciones en una misma semana, mi mujer está que trina y que me veo buscando, en el catálogo de Givi, el baúl porta-perros para enfilar la carretera, con la moto y con Tula, que así le he puesto a la perrita, cuando, como ocurrirá de forma inminente, me larguen de la casa.
La perrita, un encanto, pero la moto es la repera. Desde el jueves hemos hecho 250 km y se conduce con una facilidad extraordinaria. Sin problema con los cambios, que no había usado antes, aunque, de momento, con algunos tirones, claro. En ciudad, por lo que llevo visto, no creo que tenga mucha dificultad. Pero, como todos sabemos, en parado ya es otro cantar. Llego con medio pie en ambos lados, pero, ¡ay!, la salida de mi garaje está en cuesta, y pronunciada. Ya le ha entrado el famoso sueño de las VStrom en dos ocasiones y, en la segunda, eligió como almohada mi tobillo izquierdo. No pasa nada: linimento y otra vez a subirse en ella, enseguida, porque lo peor es cogerle miedo. Pediremos al concesionario un recambio de tobillo, además del intermitente roto y nos lanzaremos de nuevo, cámara en ristre, por estas sierras a practicar lo que yo llamo “motografía”, que no creo que haga falta aclarar en qué consiste.
En resumen, y para no resultar muy plasta ya de entrada, que los amores de verdad hay que comenzarlos con dolor y que ese requisito, en lo que va de semana, lo voy cumpliendo, tanto con la moto como con el cachorro.
Muchos saludos a todos. Me dispongo a seguir aprendiendo en el foro todo lo que ignoro (o sea todo), sobre esta preciosidad de moto y, mientras tanto, os mando a todos muchas ráfagas y la preceptiva invitación a unas cañitas, de momento virtuales, claro. Saludos.
PD: en posteriores intervenciones prometo ceñirme al tema de la moto. El rollo de la perrita lo he metido porque, al fin y al cabo, se trataba de una presentación, ¿no? Saludos otra vez.

