Empecé en este Foro hoy justo hace 10 años, al tiempo que compré mi Negrita, una flamante K9 que me acompañó tres años en los que recorrí con ella 70.000 kilómetros, en varios viajes a los Alpes, Italia, Suiza, Portugal y todos los rincones de España. No era mi primera moto, ni el primer foro en el que participaba, pero era la primera vez que carecía de cargas familiares (hija mayor) y económicas (adiós hipotecas), por lo que empecé a realizar grandes viajes, tan grandes como permiten 3 semanas de vacaciones. Ya había viajado antes, pero no era lo mismo: la VStrom te hace ver el mundo de las dos ruedas de otra manera. No es una moto deportiva (yo también vengo de superdeportivas, enduro, trial, motocross…), no es dinámicamente ligera, no es una moto estéticamente muy atractiva pero, desde el primer momento cuando te subes en ella y recorres los primeros 50 kilómetros por una carretera cualquiera, te das cuenta de que no es una moto normal: es una filosofía.

Le faltaba ABS. Ya me di algún susto bajando los puertos de los Alpes con lluvia y decidí que la Negrita tenía aún una buena kilometrada para venderla por buen precio, así que la cambié por una V650 L2, la Perrilla, azulita. Equipada también a tope. Con ella llegué hasta Lituania, Ucrania, más recorridos por los Alpes, el Gran Sasso, el Terminillo… dos años después, mi promiscuidad tecnológica, empezó a producirme un insomnio preocupante: de madrugada me visitaba la nueva VStrom 1.000. Con ese aspecto de “motaka” compacta y esos dos cilindros en V que son como el “six pack” de los abdominales de un culturista.

Cuando marcaba 40.000 kilómetros el odómetro de la Perrilla, le fui infiel con una V1000 gris (la Silby). Ya he tenido motos grandes, con más de 150 caballos, pero lo que sentí cuando Leticia, entonces encargada de Namura, me dejó para probar la nueva 1000 superó mis expectativas. Todas las limitaciones que le había encontrado a la V650 desaparecieron en dos minutos: frenos, suspensiones, estabilidad, recuperaciones, ergonomía…
Las carreteras y pistas de Marruecos se sometieron a los neumáticos de la Silby (no sonaba el escape, solo se escuchaba el silbido de la admisión), pero también las autopistas alemanas, que atravesé a velocidades irracionales con una moto que no parecía tener límite en ningún terreno, de camino a la Transfagarasan rumana, a las estepas húngaras, los quebrados paisajes de Serbia, Bosnia o Croacia… hasta llegar al extremo de la Europa civilizada en Grecia o Albania.

Con la V1000 gris hice algo que pocas veces he acometido con una moto: la tuneé por completo. No sé de donde me salió ese arranque, porque suelo ser bastante austero con la decoración de mis pertenencias, pero debo reconocer que fue como cambiar de moto: tenía una totalmente diferente a la del resto.

La estrategia de Suzuki de cambio de colores en 2019 y la proximidad de la revisión de los 48.000 (juego de válvulas, filtros, bujías, transmisión, amortiguador trasero petado, neumáticos al límite…) me obligaron a coger la calculadora y darme cuenta que por muy poquito dinero más de lo que me costaría realizar el mantenimiento de la moto, lo bien que me pagaban la mía (tenía poco más de dos años) y la oferta de Suzuki con los “colores feos” que les quedaban del catálogo 2018 me aconsejaron comprar mi actual XT, mucho más refinada que la anterior V1000 y con el beneficio del control inercial de la frenada.

En estos 10 años, además de cambiar varias veces de moto (también tenía scooter y otras motos al tiempo que las VStrom), he compartido horas infinitas con mucha gente que tiene la misma filosofía de la moto que yo, aquí, en este foro, en este lugar que se resiste a ser extinguido por los estresantes grupos del “caralibro” y del “guasap”, donde se escribe con faltas de ortografía y sin sentimiento, y dónde las cosas interesantes desaparecen cada pocos segundos y nadie es capaz de volverlas a encontrar, mezclándose chistes que no harían gracia ni a Fernando Esteso, con comentarios políticos que crean tensiones cada dos por tres y donde casi no se habla de motos.
Aquí he conocido a muchos de los que ahora son mis mejores amigos, han nacido mis hermanos (Yola y Chichu son más que de la familia) y yo, que soy bastante sociópata y solitario, he disfrutado compartiendo rutas moteras con las mismas personas que, casi a diario, nos comentan a todos sus inquietudes con sus VStrom.
Dentro de otros 10 años espero hacer otro panegírico contando cómo he evolucionado desde la XT 1000 actual, pasando por la 1050 que compraré cuando vuelva a tener pesadillas, hasta la V ElektroStrom de 800KW/h que reposará en mi garaje en 2030.
Muchas gracias a todos los que me habéis hecho cómoda la presencia en este lugar, espero haberos podido echar una mano también para que este sitio os haya resultado imprescindible…. Antes de que nos pongamos todos como bobos a trasladar el debate del Foro a Instagram, que es comodísimo de manejar y no hay que estudiar nada para subir un selfie con tu moto detrás cada 5 minutos.
Una mención especial para Arturo, y todo el equipo de moderadores y organizadores de Kedadas: si un organismo está vivo es porque alguien permite que lata su corazón.