Recorrer el norte de Italia de este a oeste ya lo hemos hecho en una cuantas ocasiones, son unos 800 kilómetros, y conocemos perfectamente cuál es la manera más rápida de realizar ese trayecto, pero en esta ocasión hemos querido aprovechar para visitar algunos lugares que teníamos en mente y que, por unas u otras razones, nunca lo habíamos conseguido: está era la ocasión.
El camping de Temù está en un lugar idílico, lejos de carreteras y poblaciones, por lo que el silencio era absoluto. La temperatura se ha mantenido en unos 15 grados toda la noche, por lo que ha sido realmente sencillo dormir "a pierna suelta". De hecho nos hemos despertado cuando el sol ya estaba iluminando el Valle de Camonica, una hora más tarde de lo habitual. El camping tenía cocina comunitaria muy completa, por lo que ha sido muy rápido montar el desayuno.
Hemos descendido con rapidez hasta Edolo, pero, a partir de esta localidad, nos hemos juntado con una gran carretera nacional y, hasta pasada la estación de esquí de Aprica, el tráfico ha sido intenso.
Abandonamos el Macizo del Adamello.jpg
En Morbegno, una ciudad que ya conocemos bien, nos ha dado la hora del capuchino y hemos aprovechado para ojear el mapa. Nos ha parecido bien ir hasta el Lago di Como para, en la localidad de Menaggio, hacer un giro radical a la derecha y ascender hasta la frontera de Suiza.
Bordeando el lago di Como.jpg
Hoy ha sido un día de lagos. Primero el de Como, luego el Piano, más tarde, ya en Suiza, el de Lugano, al regresar a Italia el de Ghirla, para terminar la etapa en el lago de Monate, donde hemos encontrado un camping con playa fluvial incluida.
Hemos descendido desde los más de 1100 metros donde dormimos ayer, hasta los poco más de 200, y la temperatura se ha dejado notar, por lo que mañana continuaremos el viaje regresando a las alturas, por las carreteras más singulares que encontremos.
Camping del Lago Monate .jpg
A por los 12.000 de la V-Strom 800
Mañana el marcador de mi moto nueva superará los 12.000 kilómetros. En este viaje la estoy sometiendo a un trato muy exigente, como pocos usuarios puedan inflingir a una moto de serie en tan pocos meses. Por el momento no he tenido nada más que lavarla un par de veces y engrasar la cadena cada dos o tres días. Ni siquiera ha perdido presión en los neumáticos (os recuerdo que la tubelicé cuando tenía solo 1.000 km). Sólo necesita un cambio de neumático trasero en un par de miles de kilómetros, algo totalmente natural en una moto de estás características.
Estoy sacando consumos de 3,7 y 3,8 litros cada 100 kilómetros y os puedo asegurar que el ritmo que llevamos no es nada relajado.
Varios usuarios del foro me han preguntado en privado por el comportamiento de la moto, y alguno puede pensar que Suzuki me tiene en nómina, porque hasta el momento solo puedo pronunciar alabanzas hacia la V800.
Por estas mismas carreteras y en las mismas condiciones de viaje (moto cargada, ritmo vivo, temperaturas externas...) he viajado con dos V-Strom 650 y con otras dos V-Strom 1000, además de con otras cuantas motos de mi propiedad.
Es inevitable hacer comparaciones, de manera especial con sus hermanas de apellido (las últimas KTM que he tenido juegan en otra liga y no es fácil compararlas).
Con las 650 sufría mucho en las carreteras de curvas con la suspensión delantera y los frenos y, cuando circulaba a ritmo fuerte por vías rápidas, el motor siempre giraba cerca de su límite. Por no citar el nefasto reparto de pesos de esa moto.
De las V1000 guardo excelentes recuerdos: tenían todo lo que le faltaba a la 650, pero les sobraba peso. En estos viajes hay que maniobrar mil veces con la moto cargada para meterse en caminos estrechos, dar la vuelta en carreteras de montaña, hacer giros rápidos en curvas de herradura, bajar y subir de bordillos y aceras... La mala distribución de peso de esa moto te hacía evitar dar la vuelta en una carretera al cometer un error de orientación, por miedo a que la moto acabase en el suelo. Y el motor, aunque sobrado y potente, se mostraba perezoso y resultaba difícil rentabilizar esos más de 100 cv que llegaba a aportar.
Todas esas carencias las he visto solucionadas en la V800DE: las suspensiones son de lo mejor que hay ahora mismo en motos de serie (de precio terrenal), los frenos se manejan con tanta potencia como modulación en cualquier tipo de circunstancia y el motor... es una auténtica maravilla: entrega toda la potencia de manera lineal, sin baches ni vacíos, ofreciendo consumos más propios de motos de 500 cc que de una 800.
Normalmente cambio de moto cada 2 o 3 años, cuando están alrededor o por encima de los 50.000 km, y casi siempre tengo claro cuál va a ser la próxima moto que compre. Deben ser los años, hace dos semanas cayeron 66, pero me parece que esta 800 va a estar conmigo unos cuantos años y, a día de hoy, si la tuviese que cambiar, lo haría por otra igual.
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