A mí me ocurrió algo parecido a lo que expone Mariano, comento:
Estaba estudiando la carrera allá por los años noventa y pico, tenía problemas con una asignatura y se me ocurrió apuntarme a una academia, la cual me salía por un ojo de la cara todos los meses. Al cabo de unos meses, los cuales estimé que eran los que abordaban la materia más complica, informé que dejaba la academia, a lo que me contestaron que no podía ser así ya que se debía de continuar hasta el final de curso. A lo que yo contesté que no había firmado ningún contrato que así lo indicara y que no iba a seguir.
Por aquellos entonces tenía yo un teléfono movil, de los primeros que no eran de Moviline, y había dado mi número a la academia, por ello empezaron a fastidiarme reclamándome dinero de los meses que había avisado que dejaba de ir. Empecé no cogiendo el teléfono (tenía identificación de llamada), pero posteriormente me llamaban de otro número que tenía la academia en otro lugar de Sevilla.
Como insistían tanto, pensé, ¿para qué sirve esto del desvío de llamada?

, y se me ocurrió una idea
-Pongo el desvío de llamada, tras cuatro tonos, al número anterior del que me llamaba la academia, y después imaginarme la situación y echarme a

-
- Ring ring.
- Diga
- Sr.D. Ferruca, le llamamos de la Academia X
- ¿Academia X? ¡Esta es la Academia X!
- ¡No, la Academia X es esta!
- ¿Pepi? ¿Eres tú?
- Si, Mari pero ¿tú a dónde llamas?....
Al final dejaron de llamarme.... ¡Lógico! en esa época poca gente sabía lo del desvío de llamada.
